El moquillo en perros es un enfermedad infectocontagiosa grave de origen vírico. Conocida también como Distemper canino o Enfermedad de Carré. Muy común entre los perros hasta hace relativamente pocos años. Es una enfermedad multisistémica, ya que puede atacar tanto al aparato digestivo, al aparato respiratorio y en casos graves al sistema nervioso.
Aunque actualmente gracias a la eficacia de los planes vacunales está disminuyendo su prevalencia. Esto no quiere decir que tu perro no se pueda contagiar. Piensa además que las vacunas no ofrecen una garantía del 100% en evitar que los perros contraigan esta enfermedad.
No queremos engañarte, el moquillo se trata de una enfermedad grave, que puede acabar con la vida de tu perro ya que es la principal causa de muerte en perros cachorros por enfermedades de tipo infeccioso. Suele afectar con mayor frecuencia a cachorros, aunque también hay casos descritos en animales adultos.
La razón por la cual el moquillo es más frecuente en cachorros, se debe al insuficiente desarrollo inmunitario de este tipo de animales.
Los síntomas del moquillo canino varían en función de la parte o zona del cuerpo donde el virus actúa pudiendose así hablar de:
Una vez transcurridos entre 3 y 6 días post contagio de moquillo, empiezan a ser visibles los primeros síntomas de moquillo. En muchas ocasiones estos síntomas no son muy aparentes. De ahí la importancia en fijarnos mucho en síntomas como:
En los perros adultos, es más fácil sobrevivir a los primeros síntomas, explicados en el apartado anterior. Dándose en ellos unos síntomas de naturaleza más variada como:
Cursa con un cuadro de respiración fatigosa, como si el perro tuviese dificultad para respirar. Se acompaña de una abundante secreción nasal y tos. No es de extrañar que como en la gripe de los humanos. En esta forma convivan junto al virus infecciones bacterianas que provocan un todavía peor pronóstico.
Se ven náuseas, vómitos y diarreas. Es decir la enfermedad cursa como una gastroenteritis vírica.
Aparece una dermatitis con engrosamiento de la piel. Tanto a nivel de la piel del hocico como en las almohadillas plantares. Esta forma suele ir asociada a síntomas del moquillo en el sistema nervioso central
El moquillo puede dar dos niveles de formas nerviosas con síntomas distintos:
Los síntomas más claros de esta forma, son los relacionados con la conjuntivitis. Es decir el lagrimeo más o menos abundante, producción de moco ocular de aspecto purulento, etc.
Debes pensar que más de una de estas fases puede darse a la vez. Con lo cual te puedes encontrar con una amplia variedad de síntomas que se dan en el mismo momento. Estos síntomas son desde:
Los primeros síntomas del moquillo en los perros aparecen entre una semana o semana y media después de su contagio. Son por lo general síntomas que a priori, te pueden pasar como inadvertidos. Y que consisten básicamente en:
A medida que la enfermedad avanza, los síntomas del moquillo, se hacen mucho más aparentes y fáciles de distinguir:
Son diferentes las causas que pueden explicar la aparición de un caso de moquillo en un perro ya vacunado. Las más frecuentes son:
Muchas personas piensan que una vez han puesto una dosis vacunal la segunda es un capricho. Nada más lejos de la realidad. El motivo de aplicar una segunda dosis de moquillo a los 14-24 días de la primera dosis en el caso de cachorros, o bien la revacunación anual en el caso de perros adultos. Tiene como finalidad, obtener lo que se conoce como «Efecto Booster» .
Este efecto consiste en que si bien tras una primera dosis vacunal, no se consiguen por lo general tasas muy altas de anticuerpos. En la segunda dosis si que se da un pico por lo general espectacular en cuanto a la cantidad de anticuerpos
Si se dilata mucho el tiempo entre una dosis y otra, o bien si te olvidas de revacunar justo al año de la anterior vacunación. Este efecto Booster, no se da. Y desgraciadamente no solo desaprovechas tu dinero. Sino que tu perro no esta protegido de forma adecuada frente al virus del Moquillo.
Si tu animal vive en una zona donde hay muchos casos de Moquillo. O bien acudir a muchas ferias y exposiciones caninas con él. Tu perro estará sometido a una fuerte presión del virus presente en el ambiente. Lo cual hace que sea más probable que entre en contacto con dicho virus por ejemplo entre la primera y segunda dosis (en el caso de cachorros). Esto hace que sea más probable que la vacuna no tenga la «fuerza suficiente» para generar protección en tu animal.
Nuestro consejo es que al menos mientras sea cachorro y no pase al menos un mes desde la segunda dosis (la de recuerdo), tu perro no salga al parque ni tenga contacto con otros animales, que pueden ser portadores asintomáticos.
Al igual que nos pasa a las personas. Cada perro reacciona de forma distinta ante un mismo desafío. Y la vacunación no deja de ser un «desafío» para su sistema inmune. No es necesario que este enfermo de nada simplemente que unos perros generan más anticuerpos que otros, aunque la dosis vacunal, tipo de vacuna, edad del perro, etc sea la misma en los dos casos.
Si tu perro recibe una vacuna cuando esta atravesando un proceso inmunodepresor (una alergia al polen por ejemplo). Basta para que la respuesta frente a la vacuna no sea lo adecuada que se precisa para protegerle frente al ataque del virus del Moquillo.
Lógicamente una vacuna puede haber sufrido una rotura de la cadena de frío en su transporte (lo que le hace perder mucha eficacia), algún error en su formulación etc. En estos casos existe un comité de Farmacovigilancia del ministerio de Agricultura. Donde por ley deben reportarse todos estos casos. Que además están cubiertos por seguros de responsabilidad civil por parte del fabricante. Por lo tanto tu veterinario será el primer interesado en ayudarte a gestionar cualquier posible fallo de este tipo ya que personalmente como veterinario también le conviene.
Lo cierto es que los fallos de este tipo son muy poco frecuentes. Ya que los controles efectuados tanto por la patronal farmacéutica (Veterindustria), como por el Ministerio son muy estrictos.
Desgraciadamente ningún virus es sensible a ningún tratamiento exclusivo contra el virus. Por lo tanto los tratamientos antivirales que posiblemente hayas escuchado. En verdad son tratamientos enfocados hacia paliar o disminuir los síntomas de una infección viral.
Es cierto que en Veterinaria, (igual que en medicina humana). Los distintos laboratorios han creado lo que se conocen como «Sueros Homólogos». Dichos sueros poseen un número elevado de anticuerpos frente al virus en cuestión. Por lo tanto en teoría lo que se consigue con uno de estos sueros es inactivar a una cantidad más o menos importante de partículas virales.
Pero lo cierto es que en la práctica, como la velocidad de multiplicación del virus es muy elevada, el virus además desarrolla mecanismos de defensa frente a los anticuerpos y la cantidad de anticuerpos que aporta el suero es limitada. Lo que suele ocurrir es que tras su aplicación en el mejor de los casos se produce alguna mejoría. Pero tan solo es transitoria.
En medicina Veterinaria, existe un suero homólogo frente a moquillo, cuyo nombre comercial es «Homoserum» y que comercializa Laboratorios Merial.
Por lo tanto lo único que se puede hacer es paliar en lo posible los síntomas secundarios de la enfermedad, como por ejemplo.
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